Al encontrar una muy económica oferta para alojarme en este hotel en el poco turístico barrio de Anjos de Lisboa, no lo dudé al organizar mi pasado y aún muy reciente viaje esta recomendable ciudad. Aunque también tiene habitaciones con baño privado, las fotografías de este moderno y a la vez antiguo hotel, me convencieron para probar por primera vez en mi vida, lo de alojarme y dormir en una habitación con baño compartido.
Al baño compartido me acostumbré el segundo día. Reconozco que eso de tener que atravesar un pasillo para llegar a la ducha tiene sus inconvenientes, pero a mí me compensa por aquello de ahorrar con el precio del alojamiento. Siempre que el hotel me prometa limpieza y servicios mínimos, es posible que vuelva a repetir, aunque tenga que compartir el baño con otras habitaciones. Y si luego cumple las promesas y además tiene una decoración tan curiosa como la del Portugal Ways Culture House de Lisboa, lo enseñaré en el blog.
Lo que más me gustó de este hotel es que está montado sobre una antigua fábrica de cerámica portuguesa. Imaginad lo atractivo que resulta ese hecho para alguien amante de la decoración.
Pero por antigua que sea la estructura de este hotel, algo que queda patente con la impresionante y preciosa fachada de azulejos, el hotel ha sido reformado completamente en el interior. Los suelos son de cemento, las paredes de pladur y las escaleras y otras estructuras de metal. Gris, blanco y madera se mezclan en un interior que aunque frío, apetece.
La verdad es que yo los hoteles los uso solo para dormir y lo único que les pido es un mínimo de comodidades y mucha limpieza. Por eso, el minimalista equipamiento de este hotel en Lisboa más que molestarme, me gustó por esa imagen de higiene que da la simpleza. Si le pedís más que eso un hotel, quizá no deberíais alojaros en esta vieja fábrica.
No tengo fotografías de la habitación pero os cuento lo que había en ella; una cama sin cabecero, con sábanas blancas y una manta marrón y de color liso, una lámpara de techo y una flexible en la pared, una amplio armario, una también amplia mesa escritorio con silla de ruedas y una estantería. Y todos eran muebles de IKEA.
Las zonas comunes, salvo la estupenda terraza que ni pise por salir y entrar al hotel siempre de noche, también estaban amuebladas con IKEA.
Pero el minimalismo y equipamiento extremadamente funcional de las habitaciones y las zonas de estar del hotel, contrasta con los detalles puramente decorativos y muy alejados de simpleza, que te encuentras por los pasillos y escalera del Portugal Ways Culture Guest House.
Una tele vieja vaciada y convertida en guardalibros, unas también viejas maletas que no tienen ninguna función práctica aparte de la de decorar, un mueble setentero con elementos vintage sobre ella en la zona de lectura, un pupitre que quizá sirvió hace años en algún colegio o un galán de noche que perdió su espacio en algún dormitorio… son algunos de los objetos que decoran las zonas de paso en este hotel lisboeta.
¿Podría mejorar este hotel? Por supuesto y sobre todo si lo que se busca es una estancia disfrutada no solo en la maravillosa ciudad de Lisboa, sino también en sus instalaciones. Personalmente solo eché de menos una televisión en en la habitación, ero dormir en una antigua fábrica con una decoración tan curiosa, hizo que me olvidara pronto de esa pequeña ausencia.
El hotel está disponible para reservar habitación en la mayoría de servicios de reserva online. Aquí os dejo algunos datos.
Portugal Ways Culture Guest House
Avenida Almirante Reis 6,
Lisboa 1150-017,
Portugal