Los laminados son la opción más económica y práctica para cubrir los suelos de nuestro hogar.


Están fabricados con capas o láminas prensadas de madera y otros componentes, pudiendo imitar a otros materiales de suelos, como piedra, cerámica o la madera misma.

Poseen un revestimiento más ligero y fácil de mantener que, junto con su fácil instalación y su económico precio, los convierten en los preferidos por muchos hogares.

Con sus sistema de «click» o en losetas, se colocan de forma muy fácil, cómoda y rápida.

Aunque puede haber de muchos tipos, los suelos laminados pueden resistir abrasiones, rayados, golpes, quemaduras, presión de muebles y rayos de sol, además de que no necesitan un mantenimiento ni limpieza especiales.

Hay tres grandes tipos de suelos laminados.

Los suelos laminados compactos de PVC son impermeables y muy usados en cocinas y baños. En este caso su precio es algo más alto en cuanto a su instalación ya que requiere una maquinaria especial.

Los suelos de alta presión tienen un 80% de madera y 20% de PVC. Son resistentes al desgaste y con una variedad de acabados importante. No soportan bien la humedad lo que los hace más económicos.

Los suelos laminados de baja presión conllevan una fabricación muy sencilla y son mucho más baratos que los suelos laminados compactos y los de alta presión, pero ofrecen una menor resistencia a los golpes.

Imagen de Suelos laminados Pergo

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