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Ya sabes que un pasaplatos es una ventana interior, en la pared que separa la cocina del comedor. Un pasaplatos es un elemento práctico que aunque para conseguirlo se ha de modificar ligeramente la estructura de una vivienda, resulta funcional y hasta decorativo.
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Un pasaplatos es perfecto en el caso de que la cocina se encuentre, a pesar de estar pegada arquitectónicamente al comedor, alejada de la puerta de este. El pasaplatos puede, no solo facilitarnos el servicio de mesa y las comidas, sino también sociabilizar la cocina, ya que con un pasaplatos podremos mantener conversación y contacto visual, entre la cocina y el comedor.
Además, un pasaplatos permitirá el paso de la luz entre la cocina y el comedor, una ventaja más en viviendas pequeñas, oscuras o en cocinas con apertura interior, que no son pocas.
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Crear un pasaplatos en un tabique sencillo no presenta ningún problema. Solo hará falta practicar un hueco en él y quizá reforzarlo con cuatro ángulos metálicos. En muros de carga por otra parte, construir un pasaplatos puede ser más complicado y encarcerse. Sin embargo, el resultado puede valer el esfuerzo y el precio, aunque siempre habrá que contar con un profesional para un trabajo seguro.
Como norma general, hay que decir que para que un pasaplatos resulte práctico, debe tener un mínimo de 60 x 60 cm de ancho. Aunque sobra decir que cuanto más grande sea el pasaplatos, más práctico resultará y también nos ofrecerá más posibilidades decorativas.
Tras atreverse a abrir un pasaplatos, hay que decidir cómo decorarlo y que utilizar para los acabados.
Algunos pasaplatos que además de prácticos resulten decorativos se pueden terminar con ventanas de apertura clásica o ventanas batientes, con cortinas o estores, con ventanas plegables o correderas, con cuarterones traslúcidos en su parte superior, con cristal de pavés alrededor o incluso creando una encimera en el interior de la cocina a la altura del pasaplatos.
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Para elegir entre tantas posibles ideas para la imagen final de un pasaplatos, hay que valorar nuestro gusto personal, el uso que le vayamos a dar al pasaplatos, la intimidad que necesitemos en ciertas ocasiones, la necesidad de evitar que los olores lleguen al comedor desde la cocina en algunos momentos o de las características arquitectónicas, espaciales y estructurales de la pared donde queramos crear ese pasaplatos.
En mi caso hacer un pasaplatos es renunciar a parte de la pared y perder espacio. En definitiva que si no me toca la loteria y tengo que elegir entre pasos y espacio, sintiendolo mucho por mis pies me quedo con el espacio.
Bsos
Cuando diseñaba mi casa me lo planteé, pero al final decidí no incluirlo pues robaba mucho espacio.
Creo que puede ser una buena idea para una casa grande.