Es posible que recordéis la pequeña tabla de madera que hace tiempo os mostré y que hasta hace poco tiempo utilizaba como posavasos en el sofá. Era perfecta como posavasos para colocar en el reposabrazos del sofá, sobre todo por su tamaño. Y yo necesito un posavasos en el sofá porque al trabajar en casa, muchas veces abandono el escritorio y cambio el ordenador de sobremesa por el portátil.
Pues esa tabla de madera que os enseñé el año pasado en «Un práctico accesorio para el sofá.«, y que me servía de posavasos, ha desaparecido. La he perdido. No sé donde está y no puedo encontrarla porque no sé donde empezar a buscar. Son esos misterios caseros con los que convivimos de vez en cuando en casa. Por eso me he tenido que idear la forma de conseguir un posavasos similar, o al menos algo que me sirviera para apoyar la taza de té en el reposabrazos del sofá.
Y con esa necesidad ideé hacerme un posavasos rectancular con arcilla blanca, un material para manualidades que me encanta y que utilizo a menudo para crear no solo objetos prácticos para la casa, sino elementos decorativos para ella.
Y aunque podéis creer que modelar pasta o esta arcilla blanca es difícil, crear unos rectángulos o círculos para usar como posavasos no lo es en absoluto.
Para hacer un rectángulo como el que yo ya uso como posavasos para el sofá, solo hay que aplanar la arcilla para lo que se puede utilizar un rodillo o un lápiz redondo, y recortar la forma rectangular para lo que yo he utilizado una común regla de plástico.
Y si queremos decorar un poco estos posavasos hechos a mano, se puede marcar cualquier objeto que nos guste sobre ellos, cuando la pasta aun está blanda, para crear dibujos, formas o lo que imaginemos y nos guste.
Ya veis que yo he hecho tres posavasos, dos rectangulares y uno redondo porque me sobraba algo de arcilla. Uno de los posavasos lo he decorado con unas plumas, para lo que he utilizado un pendiente con esta forma y con este relieve. Para el otro posavasos con forma rectangular, he marcado un ciervo con un broche que tenía en el joyero. Y para el último posavasos, el redondo, he utilizado mi alfabeto para estampar para marcar las letras que forman mi nombre. No os preocupéis por manchar los objetos que uséis para decorar la arcilla blanca, porque se lavan fácilmente con agua y la pasta se elimina completamente si lo hacéis cuando aún está húmeda.
Mi último consejo, aunque reconozco que yo aún no lo he hecho, es que si queréis que los posavasos no se ensucien, se puedan lavar y os duren mucho tiempo, es que les deis una capa de barniz incoloro que los protegerá y los hará más resistentes.
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