Lo común es colocar cortinas en las ventanas, o quizá en puertas acristaladas. De hecho por definición, una cortina es un adorno para evitar la luz y ganar intimidad, algo que confina a las cortinas precisamente a las ventanas. Pero, ¿por qué no cambiarlas de sitio?

Ya estáis viendo que una o varias cortinas, pueden resultar útiles y decorativas fuera de ventanas y puertas. Hoy os propongo atrevernos a mover las cortinas de su original espacio para aprovechar su valor decorativo y su función práctica en muebles.

Es posible que alguna vez ya hayáis visto cortinas en muebles de cocina. Sobre todo en cocinas antiguas o de estilo rústico, es común utilizar cortinas para tapar los bajos de la encimera o de los muebles de esta parte de la casa.

En estantes, en estanterías o en muebles abiertos, las cortinas pueden sustituir puertas de forma muy efectiva.

No hace falta que nos carguemos las puertas de un mueble para colocar unas cortinas. Pero es posible que queramos renovar muebles viejos, cuyas puertas sean irrecuperables; es entonces cuando podemos sustituirlas por cortinas.

Por otra parte, también puede ocurrir que contemos en casa con un mueble estantería o un mueble abierto, al que no podamos sacarle todo el partido de almacenaje por quedar expuesto su contenido. Unas cortinas colocadas con gracia en ese mueble, pueden solucionarnos el problema.

Pero no solo en estantes y estanterías, las cortinas también pueden ser una buena opción para cubrir armarios empotrados. Incluso, como en el caso otros muebles viejos, si tenemos un armario con puertas viejas o que ya no nos gusten, podemos desmontarlas y reemplazarlas por unas bonitas cortinas.

Además, gracias a que se pueden encontrar multitud de sistemas para colgar cortinas, es posible utilizarlas en muebles sin incluso agujerearlos. Si os gusta la idea, os recomiendo que vistéis almacenes de bricolaje o tiendas especializadas y descubráis todos los sistemas posibles para colgar cortinas.